lunes, 15 de noviembre de 2010

Clase realizada el 26 de octubre sobre los diferentes títulos en los periodicos nacionales.

En esta clase se realizó la comparación de los títulos de los distintos preriodicos nacionales, como algunos de los periodicos que se encuentran a la disposición del país tratan de ser agresivos con el gobierno o un simplemente titulan las noticias de una forma que no coloque al gobierno en un aspecto negativo mas bien positivo.

A mi equipo nos toco El Universal  el cual se divida en cuatro partes las cuales son:

-Nación.
-Cuidadanos.
-Deportes.
-Escenas.

La Lingüistica: Pragmática.

El estudio del significado, su definición misma, la clasificación de sus posibles y nuevas interpretaciones, etc., son algunos de los problemas más controvertidos de la teoría semántica. Desde la más elemental afirmación de que una palabra tiene significado hasta la proyección del significado dentro de un proceso gnoseológico o de un determinado modelo mental hay un abundante proceso de reflexión teorética, entonces, sería, éste, un terreno propio de la filosofía del lenguaje y, de hecho, existe una considerable bibliografía al respecto desde finales del siglo pasado.

Antes de comenzar hay que ser una pequeña parada en la bibliografia de este tema, donde entre otros, afirma que existe un significado léxico y otro oracional , es decir, que el significado de una palabra cristaliza en una oración o que conocer el significado de las palabras equivale a conocer cómo se elabora el significado de las oraciones en las que aquéllas se contienen

Fuente:http://www.antonioduenas.es/publicaciones/La-linguistica-pragmatica.html

martes, 9 de noviembre de 2010

Nueve herramientas de la gramática.

9 Herramientas de la Gramática

El sustantivo: Es la palabra que funciona como sujeto de la oración, tienen género y número. Muchas veces se encuentra acompañado de artículos, pero puede funcionar sin ellos. Los sustantivos  siempre son cosas, lugares, personas o animales
El verbo: Es una palabra, con estructura bimembre, que indica acción (comer, jugar, correr, saltar, pensar, dibujar), estado de ánimo (reír, llorar, parecer, suspirar, soñar) o acontecimientos de la naturaleza (nevar, llover, temblar)
Los adjetivos: Son palabras que nombran o indican cualidades, rasgos y propiedades de los nombres o sustantivos a los que acompañan.
La preposición: Es una palabra que relaciona los elementos de una oración. Las preposiciones pueden indicar origen, procedencia, destino, dirección, lugar, medio, punto de partida, motivo, etc.








Adverbios de lugar


Entre éstos tenemos: aquí, allí, allá, acá, fuera, abajo, delante, adelante, alrededor, arriba, atrás, cerca, debajo, donde, encima, enfrente, fuera, lejos, etc.





Adverbios de cantidad


Entre éstos tenemos: algo, nada, apenas, bastante, casi, cuanto, demasiado, más, menos, mucho, poco, todo, sólo, mitad, tan, tanto, etc.





Adverbios de modo


Entre éstos tenemos: así, bien, mal, casi, como, despacio, rápido, lento, deprisa





Adverbios de afirmación


Entre éstos tenemos: sí, claro, exacto, efectivamente, ciertamente, seguramente, justo, ya, etc.





Adverbios de negación


Entre éstos tenemos: no, nunca, tampoco, jamás, etc.





Adverbios de duda


Entre éstos tenemos: quizás, probablemente, etc.





Artículo: Determinante que acompaña al sustantivo e indica que nos referimos a un elemento conocido o a uno indeterminado, general; concuerda con el sustantivo en género y número.


El Adverbio: Es la parte de la oración que modifica el significado del verbo o de otras palabras





Adverbios  de tiempo

Entre éstos tenemos: ahora, ayer, anteayer, hoy, mañana, antes, anoche, aún, cuando, después, entonces, jamás, luego, mientras, nunca, primero, siempre, tarde, todavía, ya, etc.


Pronombre: Palabra que tiene la función de un sustantivo y que indica cualquier persona, animal o cosa sin nombrarlos; hay de varios tipos: personales (él, nosotros), demostrativos (éste, ése, aquél), relativos (que, quien), interrogativos (cuál, quién).


Modernismo.

Introducción.
            Esta es una investigación sobre el Modernismo en la literatura, desde el origen de su nombre, su creación y como ha avanzado durante los años, también se puede leer sobre la bibliografía de uno de los autores de este movimiento, en este caso investigamos sobre Rubén Darío uno de los principales autores  que ayudo a que el significado del Modernismo cambiara.

El Modernismo, llamado así por seguir una “moda” de una época, que va de acuerdo con la tendencia de su tiempo.

Gracias a la iniciativa de Rubén Darío en un artículo sobre Ricardo Contreras publicado en Chile en el año 1888, calificó este movimiento como “el espíritu nuevo”.

Su origen se registró  lento en Hispanoamérica pero una creciente reacción contra las corrientes académicas y románticas.

En la segunda generación modernista Rubén Darío fue consagrado como embajador de este movimiento literario llamado el Modernismo.

El término “moderno” se utiliza para llamar o nombrar lo que sigue la “moda” de una época, que va de acuerdo con la tendencia de su tiempo.  El movimiento de América Latina fue llamado “Modernismo” gracias a la iniciativa de Rubén Darío en un artículo sobre Ricardo Contreras publicado en Chile en el año 1888, quien empleo este término para calificar  “el espíritu nuevo” que movía a un grupo de escritores.

Durante un tiempo esta denominación fue empleada de una manera peyorativa, para referirse a la nueva generación de escritores llamándolos decadentes, amanerados y extranjerizante.  El modernismo no recibió el reconocimiento del público hasta que Rubén Darío acredito su legitimidad como movimiento con valores  propios y con fuerzas renovadoras positivas.

El modernismo literario tuvo su origen en Hispanoamérica, entre los años 1880 y 1914 donde era impulsado en el especial por el poeta nicaragüense Rubén Darío.

ü      Origen:

En Hispanoamérica se registró una lenta pero creciente reacción contra las corrientes académicas y románticas, protagonizadas por varios renombrados escritores.  Su iniciación fue con la primera generación modernista (1882-1896) con José Martín y Manuel Gutiérrez Nájera inician un trabajo de actualización de la lengua principal en la prosa, también en el verso que está muy fijos en el modelo español.  En 1888 Rubén Darío publica su libro Azul, en esta época ya se habían realizado grandes innovaciones en la palabra poética por medio de su obra en Chile, Argentina y España, Darío realiza una tarea excepcional donde consolida el Modernismo como movimiento continental y se convierte en su síntesis más brillante, tanto en América como en España. En 1896 se edita el libro Prosas Profanas del libro de Darío que oficializa el Modernismo en Hispanoamérica.

La segunda generación modernista, Rubén Darío consagrado como jefe de la escuela del Modernismo, cuando ya los iniciadores habían muerto, los escritores de esta segunda generación continuarían la obra con sus aportes personales.

ü     Características:

En sus inicios el estilo modernista fue muy recargado y estuvo dominado por los temas exóticos e indigenistas, pero con el tiempo se fue haciendo cada vez más limpio y alcanzó expresiones de gran purismo lírico. Los temas preferidos por los poetas modernistas reflejaban el mundo antimista y subjetivo del autor.

El poeta sentía una absoluta necesidad de evadirse hacia los paraísos placenteros y una gran añoranza del pasado mítico y legendario, sentimientos que solían acompañarse del culto por la belleza y lo erótico y del rechazo del mundo real.

Los escritores de este movimiento se caracterizaban por su deseo de ser cosmopolitas y trascender la realidad en la cual vivían, esto los llevo a tomar culturas exóticas, europeas, de Oriente o pertenecientes a otras épocas.

También para expresar sus preocupaciones y sentimientos, los modernistas recurrieron a una renovación formal y estilística, en la que eran frecuentes los símbolos, los giros complejos con palabras de gran sonoridad o la laberíntica combinación de rimas y de un amplio vocabulario metafórico, integrado por un amplio vocabulario metafórico, integrado por flores especialmente de loto, crisantemo, nenúfar y a animales como el cisne, ibis cóndor, también piedras preciosas, colores, ciudades exóticas y abundantes referencias a otras artes.

ü     Rubén Darío.

Rubén Darío nació en Metapa, hoy Ciudad Darío, en Nicaragua. Sus padres se separaron cuando él era muy pequeño y lo crió una abuela que lo mimó, consintió mucho y presentó en Managua, siendo todavía un adolescente. En 1886 realizó un viaje a Santiago de Chile que fue su primer contacto con el progreso y la metrópoli. Quedó fascinado, y allí público su primer gran libro Azul, libro que fue alabado por el escritor español Juan Valera. De regreso a Managua se casó con Rafaela Contreras en el año 1891, quience meses después nació su primer hijo y murió su esposa en 1893.  Rubén en el año 1892 viajo a España como representante del Gobierno nicaragüense para asistir a los actos de celebración del IV centenario del descubrimiento de América, también viajo a Estados Unidos, Chile y Francia con una residencia en Buenos Aires trabajando allí para el diario La Nación, lo que le dio una gran reputación internacional. En 1898 viaja de nuevo a España como corresponsal del mismo diario, en esta estancia alterna su residencia entre París y Madrid, donde en 1900 conoce a Francisca Sánchez con quien tuvo un hijo y vivió con ella hasta morir. En 1907 fue nombrado representante diplomático de Nicaragua en Madrid, lo que lo obliga a viajar y ser considerado como “el embajador del modernismo” en el mundo.

En Chile inicia su carrera literaria, donde sus primeros poemas son una mezcla de tradicionalismo, romanticismo, al estilo del poeta español Gustavo Adolfo Bécquer, con una temática comprometida con lo social.

Pero desgraciadamente a partir de 1910 cae en un profundo abandono vital que lo lleva al consumo excesivo del alcohol. En 1913, cae en un profundo misticismo y es cuando se retira de la isla de Mallorca. Allí empieza a escribir una novela llamada La isla de oro, el cual nunca llego a concluir, donde analiza el desastre hacia el que está caminando Europa, también compone Canto a Argentina y otros poemas en el año 1914, un libro dedicado a este país en el año de la celebración de su centenario. El modernismo surgió con él y es puente obligado entre las letras de España y Latinoamérica. Rubén Darío murió en 1916 poco después de llegar a Managua.



ü     Algunas obras de Rubén Darío.
-Sor Filomena.
-El año que viene siempre es azul.
- Cuento De pascua.
-La leyenda de San Martín.
-Voz de Lejos.
-Betún y Sangre

ü     El fardo de Rubén Darío.

Allá lejos, en la línea como trazada con un lápiz azul, que separa las aguas y los cielos, se iba hundiendo el sol, con sus polvos de oro y sus torbellinos de chispas purpuradas, como un gran disco de hierro candente. Ya el muelle fiscal iba quedando en quietud; los guardas pasaban de un punto a otro, las gorras metidas hasta las cejas dando aquí y allá sus vistazos. Inmóvil el enorme brazo de los pescantes, los jornaleros se encaminaban a las casas. El agua murmuraba debajo del muelle, y el húmedo viento salado que sopla de mar afuera a la hora en que la noche sube, mantenía las lanchas cercanas en un continuo cabeceo.



Todos los lancheros se habían ido ya; solamente el viejo tío Lucas, que por la mañana se estropeara un pie al subir una barrica a un carretón, y que, aunque cojín cojeando, había trabajado todo el día, estaba sentado en una piedra, y, con la pipa en la boca, veía triste el mar.
-Eh, tío Lucas, ¿se descansa?
-Sí, pues, patroncito.
Y empezó la charla, esa charla agradable y suelta que me place entabler con los bravos hombres toscos que viven la vida del trabajo fortificante, la que da la buena salud y la fuerza del músculo, y se nutre con el grano del poroto y la sangre hirviente de la viña.
Yo veía con cariño a aquel rudo viejo, y le oía con interés sus relaciones, así, todas cortadas, todas como de hombre basto, pero de pecho ingenuo. ¡Ah, conque fue militar! ¡Conque de mozo fue soldado de Bulnes! ¡Conque todavía tuvo resistencias para ir con su rifle hasta Miraflores! Y es casad, y tuvo un hijo, y...
Y aquí el tío Lucas:
-Sí, patrón; !hace dos años que se me murió!
Aquellos ojos, chicos y relumbrantes bajo las cejas grises peludas, se humedecieron entonces:
-¿Que cómo se me murió? En el oficio, por darnos de comer a todos; a mi mujer, a los chiquitos y a mí, patrón, que entonces me hallaba enfermo.
Y todo me lo refirió, al comenzar aquella noche, mientras las olas se cubrían de brumas y la ciudad encendía sus luces; él en la piedra que le servía de asiento, después de apagar su negra pipa y de colocársela en la oreja y de estirar y cruzar sus piernas flacas y musculosas, cubiertas por los sucios pantalones arremangados hasta el tobillo.



El muchacho era muy honrado y muy de trabajo. Se quiso ponerlo a la escuela desde grandecito; pero los miserables no deben aprender a leer cuando se llora de hambre en el cuartucho.
El tío Lucas era casado, tenía muchos hijos.
Su mujer llevaba la maldición del vientre de las pobres: la fecundidad. Había, pues, mucha boca abierta que pedía pan, mucho chico sucio que se revolcaba en la basura, mucho cuerpo magro que temblaba de frío; era preciso ir a llevar que comer, a buscar harapos, y, para eso, quedar sin alientos y trabajar como un buey. Cuando el hijo creció, ayudó al padre. Un vecino, el herrero, quiso enseñarle su industria; pero como entonces era tan débil, casi un armazón de huesos, y en el fuelle tenía que echar el bofe, se puso enfermo, y volvió al conventillo. ¡Ah, estuvo muy enfermo! Pero no murió. ¡No murió! Y eso que vivían en uno de esos hacinamientos humanos, entre cuatro paredes destartaladas, viejas, feas, en la callejuela inmunda de las mujeres perdidas, hedionda a todas horas, alumbrada de noche por escasos faroles, y donde resuenan en perpetua llamada a las zambras de echacorvería, las arpas y los acordeones, y el ruido de los marineros que llegan al burdel, desesperados con la castidad de las largas travesías, a emborracharse como cubas y a gritar y patalear como condenados. ¡Sí!, entre la podredumbre, al estrépito de las fiestas tunantescas, el chico vivió y pronto estuvo sano y en pie.
Luego, llegaron después sus quince años.



El tío Lucas había logrado, tras mil privaciones, comprar una canoa. Se hizo pescador.
Al venir el alba, iba con su mocetón al agua, llevando los enseres de la pesca. El uno remaba, el otro ponía en los anzuelos la carnada. Volvían a la costa con buena esperanza de vender lo hallado, entre la brisa fría y las opacidades de la neblina, cantando en baja voz alguna triste canción, y enhiesto el remo triunfante que chorreaba espuma.
Si había buena venta, otra salida por la tarde.
Una de invierno había temporal. Padre e hijo, en la pequeña embarcación, sufrían en el mar la locura de la ola y del viento. Difícil era llegar a tierra. Pesca y todo se fue al agua, y pensó en librar el pellejo. Luchaban como desesperados por ganar la playa. Cerca de ella estaban; pero una racha maldita les empujó contra una roca, y la canoa se hizo astillas. Ellos salieron sólo magullados, ¡gracias a Dios!, como decia el tío Lucas al narrarlo. Después, ya son ambos lancheros.



¡Sí!, lancheros; sobre las grandes embarcaciones chatas y negras; colgándose de la cadena que rechina pendiente como una sierpe de hierro del macizo pescante que semeja una horea; remando de pie y a compás; yendo con la lancha del muelle al vapor y del vapor al muelle; gritando: ¡hiiooeep!, cuando se empujaban los pesados bultos para engancharlos en la uña potente que los levanta balanceándolos como un péndulo; ¡sí, lancheros!, el viejo y el muchacho, el padre y el hijo; ambos a horcajadas sobre un cajón, ambos forcejeando, ambos ganando su jornal, para ellos y para sus queridas sanguijuelas del conventillo.
Íbanse todos los días al trabajo, vestidos de viejo, fajadas las cinturas con sendas bandas coloradas, y haciendo sonar a una sus zapatos groseros y pesados que se quitaban, al comenzar la tarea, tirándolos en un rincón de la lancha. Empezaba el trajín, el cargar y el descargar. El padre era cuidadoso: -¡Muchacho, que te rompes la cabeza! ¡Que te coge la mano el chicote! ¡Que vas a perder una canilla! Y enseñaba, adiestraba, dirigía al hijo, con su modo, con sus bruscas palabras de roto viejo y de padre encariñado.



Hasta que un día el tío Lucas no pudo moverse de la cama, porque el reumatismo le hinchaba las coyunturas y le taladraba los huesos.
¡Oh! Y había que comprar medicinas y alimentos; eso sí.
-Hijo, al trabajo, a buscar plata; hoy es sábado.
Y se fue el hijo, solo, casi corriendo, sin desayunarse, a la faena diaria.
Era un bello día de luz clara, de sol de oro. En el muelle rodaban los carros sobre sus rieles, crujían las poleas, chocaban las cadenas. Era la gran confusión del trabajo que da vértigo, el son del hierro; tranqueteos por doquiera; y el viento pasando por el bosque de árboles y jarcias de los navíos en grupo.
Debajo de uno de los pescantes del muelle estaba el hijo del tío Lucas con otros lancheros, descargando a toda prisa. Había que vaciar la lancha repleta de fardos. De tiempo en tiempo bajaba la larga cadena que remata en un garfío, sonando como una matraca al correr con la roldana; los mozos amarraban los bultos con una cuerda doblada en dos, los enganchaban en el garfio, y entonces éstos subían a la manera de un pez en un anzuelo, o del plomo de una sonda, ya quietos, ya agitándose de un lado a otro, como un badajo, en el vacío.
La carga estaba amontonada. La ola movía pausadamente de cuando en cuando la embarcación colmada de fardos. Estos formaban una a modo de pirámide en el centro. Había uno muy pesado, muy pesado. Era el más grande de todos, ancho, gordo y oloroso a brea. Venía en el fondo de la lancha. Un hombre de pie sobre él era pequeña figura para el grueso zócalo.
Era algo como todos los prosaísmos de la importación envueltos en lona y fajados con correas de hierro. Sobre sus costados, en medio de líneas y de triángulos negros, había letras que miraban como ojos. Letras "en diamante", decía el tío Lucas. Sus cintas de hierro estaban apretadas con clavos cabezudos y ásperos; y en las entrañas tendría el monstruo, cuando menos, limones y percalas.



Sólo él faltaba.
-¡Se va el bruto!- dijo uno de los lancheros.
-¡El barrigón!- agregó otro.
Y el hijo del tío Lucas, que estaba ansioso de acabar pronto, se alistaba para ir a cobrar y a desayunarse, anudándose un pañuelo de cuadros al pescuezo.
Bajó la cadena danzando en el aire. Se amarró un gran lazo al fardo, se probó si estaba bien seguro, y se gritó ¡Iza!, mientras la cadena tiraba de la masa chirriando y levantándola en vilo.
Los lancheros, de pie, miraban subir el enorme peso, y se preparaban para ir a tierra, cuando se vio una cosa horrible. El fardo, el grueso fardo, se zafó del lazo como de un collar holgado saca un perro la cabeza; y cayó sobre el hijo del tío Lucas, que entre el filo de la lancha y el gran bulto, quedó con los riñones rotos, el espinazo desencajado y echando sangre negra por la boca.
Aquel día, no hubo pan ni medicinas en casa del tío Lucas, sino el muchacho destrozado al que se abrazaba llorando el reumático, entre la gritería de la mujer y de los chicos, cuando llevaban el cadáver a Playa Ancha.



Me despedí del viejo lanchero, y a pasos elásticos dejé el muelle, tomando el camino de la casa, y haciendo filosofía con toda la cachaza de un poeta, en tanto que una brisa glacial que venía de mar afuera pellizcaba tenazmente las narices y las orejas.

ü     Comentario:

El argumento de una de las obras de Rubén Darío nos narra la historia de muchos de los pescadores que arriesgan su vida para poder llevar de comer a sus casas, donde por una enfermedad del llamado Tío Lucas obliga a que su hijo tenga que ir al mar sin su compañía.

Esta historia sucede en muchos de los lugares donde el dinero de un trabajo tan duro como lo es pescar no da el dinero suficiente para alimentar a una familia, ni mucho menos para costear alguna enfermedad, también esto es un oficio donde arriesgan su vida y que lamentablemente muchos de ellos la pierden. (Portada del libro en anexos .1)



Glosario.


-Cosmopolita: adj. Dícese de las personas que han vivido en muchos países y han adquirido algunas de sus costumbre.

-Extranjerizante: Afición desmedida a costumbres extranjeras.

-Indigenistas: Tendencia política y cultural, que revaloriza el pasado de los pueblos indígenas americanos precolombinos, contraponiéndolo a las tradiciones europeas y particularmente a las españolas, consideradas conservadoras.

-Peyorativa: adj. Que expresa una idea desfavorable.

-Purismo: Preocupación exagerada por la pureza del lenguaje.
-Misticismo: Doctrina filosófica y religiosa que admite la realidad de una comunicación directa y personal con Dios.



Conclusión.

En la investigación se pudo leer como el Modernismo en sus comienzo fue cambiando con la gran ayuda de autores como Rubén Darío, donde publicó un articulo que cambio el significado del Modernismo.

El Modernismo y Rubén Darío es el puente del modelo de la literatura  Española. El Modernismo fue visto en sus primeros momentos como algo peyorativo, donde el autor podía jugar con diferentes paisajes, animales, hasta con piedras preciosas y se podía desahogar de alguna manera.